lunes, 22 de noviembre de 2010

¡Todo árbol que no de buen fruto será lanzado al fuego!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

PERSECUCIÓN - FRANCIS CHAN


Oremos al Señor...
Dios guarde a su pueblo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La Belleza de Jesucristo - Paul Washer

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Por qué educar en casa?


Proveer a nuestros hijos de una educación verdaderamente cristiana para los creyentes no debería de ser una opción. Es simplemente lo que tenemos que hacer.

Parece imposible, en un mundo en el que todo es relativo que alguien se atreva, siquiera, a proferir un absoluto; sin embargo, nuestra vida como creyentes, debería de estar marcada por absolutos.

¿Por qué educamos en casa?


Porque es la manera en que podemos cumplir lo que Dios demanda de nosotros en Deuteronomio 6:1-9,

1 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla;

2 para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.
3 Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.
4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino,
y al acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Los cristianos tenemos un problema, ya no creemos en la Palabra de Dios tal cuál es. No cremos que podemos sobrevivr la educación de nuestros hijos sin la ayuda de "expertos"y dependiendo únicamente de lo que la Biblia dice. Tenemos que reconocer que ya hemos dejado que el mundo y sus "expertos en educación", desde psicológos hasta educadores dicten nuestra agenda. El Cristianismo que se nos ha predicado en los últimos años es uno bien fácil de llevar, lleno de promesas y sin nada de compromisos, y obviamente esto se ve reflejado en la educación de los hijos que crecieron en hogares "cristianos".

Educamos en casa, porque ¿de qué otra manera podríamos inculcar la Palabra de Dios a nuestros hijos? por ratitos, y después de que los mandamos a la escuela a ser enseñados por gente no creyente a como ver el mundo y a entender como relacionarse con él lo hace más difícil. Es realmente una contradicción...

Enviamos a nuestros hijos a un lugar en el que sabemos de antemano que les van a enseñar cosas contrarias a lo que la Biblia enseña y luego nos dedicamos a "platicar" para que nos cuenten lo que les enseñaron para desenseñarlos. O qué tal la enseñanza que sin darnos cuenta les damos cuando les decimos que lo más importante que tienen que hacer es estudiar... y sin embargo los enviamos a un lugar en el que Dios no es bienvenido, y al final aprenden que en lo más importante que tienen que hacer pueden dejar a Dios fuera.

La respuesta que nos dan a todo esto es siempre, "Pero yo quiero que mi hijo sea luz en las tinieblas, que de testimonio a otros", Me pregunto, ¿de verdad nos creemos esto? Nos parecemos más a los cruzados que envíaban a los niños a "pelear" y éstos terminaban muriendo irremediablemente.

El argumento que generalmente sigue es: "Pero, lo que pasa es que tú tienes a tus hijos en una burbuja y no quieres que sepan lo que hay afuera" Nuestro hogar es un refugio para cada uno de nosotros, pero también es un "campo de entrenamiento" en contra del enemigo. Enseñamos a nuestros hijos todo lo que sucede alrededor nuestro a la luz de la Biblia y lo analizamos de acuerdo a los principios Bíblicos. Les enseñamos a usar la Palabra de Dios como una espada, y también les enseñamos a desbaratar argumentos ilógicos. Leen no nada más acerca de los hombres que vivieron y enseñaron lo contrario a la Palabra de Dios y que trastornaron el mundo, sino que leen sus propios escritos y los analizan a fondo.

La Supremecía de la Palabra debe gobernar nuestras vidas desde que sale el sol hasta que se pone.

En nuestra "escuela" Dios no se queda afuera; Dios lo gobierna todo.


Fuente: "Delicias a tu Diestra para Siempre"