En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer;
sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él
por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos;
y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer:
Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
(Juan 4:27-30; 39-42)
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